La Empresa Azucarera San Buenaventura (Easba) rendirá a su máxima capacidad recién el año 2023, cuando además garantice la materia prima para producir el 11 por ciento de lo que demanda el mercado interno. Aún no generó utilidades, pero con la venta del azúcar y alcohol obtuvo 12 millones de bolivianos de ingresos en 2016.
La información fue proporcionada por su gerente general, Ramiro Lizondo, quien señaló que este año se procesaron 78 mil toneladas de caña y se produjo 109 mil quintales de azúcar, de los que fueron comercializados 52 mil quintales a través de otras empresas estatales.
“Las utilidades las vamos a ir obteniendo de manera gradual, pero este año con nuestra producción a la fecha vendiendo nuestra azúcar y nuestro alcohol estamos logrando producir entre 10 y 12 millones de bolivianos de ingresos”, aseguró.
Lizondo explicó que el BCB cubre el 100 por ciento del crédito requerido del proyecto que asciende a 263 millones de dólares, pero dijo que a partir de los próximos años se pagará la deuda.
Según el gerente de Easba, el ingenio también garantizará energía en base a biomasa y alcohol. “Este año hemos logrado producir en esta primera zafra comercial 5.800 megavatios (Mw) de energía y hemos logrado inyectar al sistema nacional 850 Mw, ese es un aporte adicional. Esa cantidad de energía puede servir para proveer de energía a 40 mil viviendas sociales en el norte del país”, dijo.
SE REQUIERE DEFORESTAR 11 MIL HA DE BOSQUE PARA TENER CAÑA
La Empresa Azucarera San Buenaventura (Easba) necesita deforestar 11 mil hectáreas de bosque para abastecerse de caña de azúcar. Su gerente general, Ramiro Lizondo, informó que para cumplir sus metas incluso las comunidades indígenas del norte de La Paz se involucraron en la actividad agroindustrial.
Lizondo minimizó los impactos de la deforestación del bosque en la Amazonía y dijo que incluso en la década de los 80 ya se deforestó en la región.
“La planta necesita 11 mil hectáreas para poder abastecer de caña al ingenio, en esa región existen más de 1 millón de hectáreas que están siendo redistribuidas y que han sido movilizadas en los años 90 hasta tener una política clara sobre cómo se hará con la distribución, por tanto, si comparan esa cantidad de tierras disponibles que son fiscales y lo que necesita San Buenaventura, es sólo el 1 por ciento”, aseguró.
Al ser consultado sobre la situación de las comunidades indígenas del pueblo Tacana que denunciaron una “invasión” de colonizadores en sus territorios como consecuencia de la instalación de la planta, Lizondo negó este extremo y arengó en contra de las Organizaciones No Gubernamentales (ONG) que trabajan con algunas comunidades.
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