La industria textil dejó de confiar en las gestiones del Gobierno para abrir mercados externos a la exportación de productos de la industria textil del país, después que en 2009 el Gobierno de Estados Unidos canceló el acuerdo Atpdea, por el que Bolivia tenía la facilidad de exportar producto de ese género con arancel cero, a cambio de que el país combata la proliferación de la producción de coca y cocaína.
Venezuela se prestó a recibir dicha producción, pero al poco tiempo los empresarios del sector fabril del país dejaron de recibir los pagos correspondientes. Al presente, quedan pendientes deudas por saldar.
Este deterioro determinó el cierre de la mayor industria textilera que se había instalado en Bolivia, precisamente para aprovechar la libertad de ingresar con su producción a los Estados Unidos sin pago de aranceles.
Al presente, la situación se replica con las pequeñas empresas textileras nacionales, pues los mercados de Argentina, Perú y Brasil han reducido el ingreso de la producción boliviana, porque tienen ya suficiente autoabastecimiento.
Por todo ello, productores y analistas económicas lamentan que el Gobierno no haya diversificado los centros del consumo interno y externo.
Germán Tarqui, productor del sector, señala que la única opción que tienen es iniciar sus propias negociaciones con otras empresas extranjeras; y el analista económico Julio Alvarado lamenta que el Gobierno no haya reemplazado al Atpdea de Estados Unidos (Ley de Preferencias Arancelarias Andinas y Erradicación de la Droga).
Tarqui, aunque no exportó al mercado norteamericano, vio el crecimiento de nuevos emprendimientos, con la ilusión de vender al exterior. Hoy, con varios años en la producción de textiles, en el rubro de chompas, el empresario prefiere evitar soñar y ser realista; y lamenta que en 10 años, su sector se hay postergado.
Coincide con Alvarado, al indicar que en 10 años, Bolivia no logró reemplazar al mercado norteamericano, tanto en volumen como en precio, mientras las opciones que buscó el Gobierno no dieron resultados positivos.
Tarqui alerta que las Mypes están en crisis y advierte el cierre de más del 80 por ciento de los talleres, que hasta el 2009 trabajaban con cerca de 100 máquinas con cada una, los denominados “satélites”.
En los talleres se terciarizaba la producción, con la finalidad de responder a los contratos suscritos con el mercado externo.
En la actualidad, las negociaciones de este rubro se realizan de forma independiente, con mercados y empresarios de afuera, alejados de las ofertas de las autoridades de Gobierno.
El sector, en su momento, reclamó a las autoridades por la deuda de Venezuela; la oferta de Irán la califica como una ilusión; y advierte de la reducción de mercados en Brasil, Perú y Argentina.
“Una de las consecuencias de la crisis de mercado fue la quiebra de Ametex, que vendió al mercado venezolano, por los compromisos suscritos por el Gobierno, pero la oferta fracaso y Bolivia no pudo lograr recuperar la deuda contraída; luego tuvo que intervenir, y pagar a los empresarios, y cambiar de nombre por Enatex, y ahora con menos del 60% de trabajadores, nos hace la competencia desleal, gracias a la protección del Gobierno”, denunció el productor.
Observa que hay ausencia de estrategia de parte del Estado en materia de mercados para los textiles, cuyo escenario no permite la recuperación del rubro.
De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), las exportaciones muestran una tendencia negativa, las ventas en los últimos años bajaron y no hay certeza de recuperación.
EXPORTACIONES
De acuerdo a los cuadros del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), se observa que si bien las exportaciones en general en el rubro de productos no tradicionales, registro sus mejores cifras de exportación en millones de dólares desde el 2011 con cerca de 2.261 millones de dólares; 2012 con 3.336 millones de dólares; 2013 con 2.907 millones; 2014 con 3.635 millones de dólares.
A partir de la pasada gestión se produjo un descenso repentino con 2.540 millones de dólares, y en la presente gestión, al momento las exportaciones están en 344 millones de dólares.
El mismo informe del IBCE, señala que a partir del 2009, que la estructura de las exportaciones bolivianas se ha modificado y ha pasado a depender en más de un 80% de sus recursos extractivos y no renovables.
CONTRABANDO Y PRENDAS CHINAS
Por su parte, Alvarado observa que el sector manufacturero en la actualidad es golpeado por dos ámbitos: por la devaluación de las monedas de los países vecinos, y por la internación de prendas de China.
Lamenta que mientras los países vecinos implementan medidas para proteger su producción, Bolivia hace todo lo contrario; el ingreso de prendas usadas, ropa china y hasta peruana, vía contrabando, ingresan al país sin restricción y afectan a la producción nacional.
Alvarado califica de fracaso total del Gobierno, en sustituir el Atpdea con otro mercado externo.
“Este fracaso, incluso, se da porque han demostrado no tener expertos ni experiencia en obtener nuevos mercados de exportación, los ministerios de Relaciones Exteriores y de Desarrollo Productivo. Es por esto que el cierre de nuevos mercados y la quiebra de talleres continuará en la presente gestión”, anticipó.
COMPETITIVIDAD
A la crisis del sector MyPEs, en el rubro textil, Alvarado añade la pérdida de competitividad, debido al aumento escalonado del salario mínimo; y la imposibilidad de realizar un pago de acuerdo al grado de producción y la calidad del mismo. “Resulta difícil poder mantener dichos costos, ante la falta de nuevos mercados”, apunta.
“Por lo tanto la mano de obra, en la actualidad, resulta muy elevada, aspecto que ocasiona un valor de producción muy alto, cuando el mercado externo, en este rubro, tienen una producción más industrializada, proceso que abarata más los costos de producción, como ocurre con los mercados de la Argentina, Brasil y Perú”, concluyó Alvarado.
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