En el presupuesto, lo que se puede observar es que las empresas estatales son las que crecen, y una buena cantidad de esos recursos está yendo a Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), lo que es loable, pero ojalá respondan a la inversión que debe realizar esta empresa, que es lo que no podemos ver.
Aparte de los recursos que le asigna el Estado, también están los créditos que le entregó el Banco Central de Bolivia.
El problema de las empresas públicas es que se sigue insistiendo, se sigue porfiando y se sigue invirtiendo, pero no se ven los resultados después de cinco años desde que se creó la primera de ellas.
Esas empresas, lejos de señalar un avance significativo, lo que están mostrando son más gastos que inversiones; es una estrategia que ya mostró ser fallida.
Habría que preguntarse si vale la pena crear las empresas públicas. Por ejemplo, ¿es tarea del Estado crear empresas de papel o cartón? Eso debería volcarse a la iniciativa privada, creo que deberían ser los privados los que generen ese tipo de inversiones. Entonces, hay errores de fondo, no es tanto si las empresas son rentables; no van a ser rentables porque son rubros donde la competitividad internacional es muy alta y no se puede competir.
Entonces, las empresas públicas van a seguir existiendo mientras el Estado les dé recursos, una vez que no tengan dinero para su funcionamiento, sencillamente van a desaparecer como ya ocurrió en otros periodos de la historia.
Son empresas como las que creó (el ex presidente de facto Hugo Banzer) en el periodo 72 al 77, recordemos que había empresas de vidrios, de jabones, de detergentes, fábrica de fósforos. Eso duró lo que duró la bonanza que tuvimos en ese periodo y ahora estamos repitiendo la misma experiencia y las consecuencias se verán más adelante
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