Por lo anunciado oficialmente por el vicepresidente del país, Álvaro García Linera, y ratificado por el ministro de Minería, Mario Virreira, la fábrica de cemento en Oruro será una realidad sí o sí y estará localizada en Caracollo.
Se trata de un emprendimiento oficial con el objetivo de dar fin al monopolio en el negocio de la producción de cemento en el país y el manejo de los precios, de acuerdo a la economía de mercado (libre oferta y demanda) según lo afirmó el titular de minería. Se supone que sería un paso más en la intención de eliminar la vigencia del D.S. 21060, que en muchos casos tiene que ver todavía con el libre mercado.
Virreira, señaló que "las empresas que monopolizan la producción de cemento para la construcción a lo largo de esto años han ido aprovechándose de un modo enorme", aunque no señaló claramente cuáles eran tales empresas, porque en el país hay varias factorías cementeras.
Los datos sobre este ambicioso proyecto señalan que tendrá una inversión de 306 millones de dólares, producirá un millón 130 mil toneladas de cemento al año, cubrirá el 22 por ciento de la demanda interna, lo que disminuirá la necesidad de importar el producto. Se lanzará una licitación internacional para contratar una empresa especializada que se haga cargo de todo el proyecto hasta poner en marcha la fábrica orureña de cemento.
Por supuesto que hay beneficios directos para el distrito, especialmente el municipio de Caracollo y la economía departamental, se trata de una fuente con varios empleos directos y otros indirectos que mejorarán las condiciones del desarrollo regional. Una fábrica de cemento instalada en la jurisdicción de una ciudad intermedia facilitará la distribución del producto a nivel nacional y según las primeras reacciones de los analistas más que romper un monopolio en el negocio del cemento permitirá desarrollar una franca competencia que podrá medirse en volumen y en calidad de producción.
La otra parte y no precisamente negativa, más bien objetiva, marca algunas pautas en función de lo que significa la administración del Estado en fábricas bajo su control. El caso de una línea especial de Papelbol y otra de Cartonbol cuya producción es irregular y todavía no permite entrar en competencia pese a que la misma es – en estos rubros – muy reducida a nivel interno ya que tales insumos provienen de países vecinos con enormes volúmenes difíciles de superar en las actuales condiciones.
El cemento es un producto de alto requerimiento, pero asimismo de una exigencia particularizada en cuando se trata a su calidad. No hace mucho se tuvo que importar cierta cantidad de este insumo y los empresarios de la construcción no se sentían satisfechos con la calidad del cemento importado.
Tendrán que extremarse recursos para hacer de la fábrica de cemento en Oruro una factoría que produzca calidad y valor competitivo. El caso de otra fábrica en la zona limítrofe entre Oruro y Potosí queda en el tintero.
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